Wednesday, December 14, 2011

Los viejitos en mi vida

 Hoy he estado pensando en aquello viejos tiempos en los que iba a la escuela primaria allá en mi tierra natal... pasé muchos de mis mejores días en esa escuela, entré al jardín anexo e inmediatamente me dieron cupo en la escuela primaria. Eran aquellos tiempos en donde no existian tantas escuelas privadas como las hay ahora.
 No recuerdo exactamente cuando fue que un viejecito vestido de una manera muy peculiar; de corbata, trajes de los años '70, zapatos blancos de charol y de vez en cuando sombrero, se ponía a la salida de la escuela a vender entre las cosas que recuerdo: muñequitas de papel, lápices, gomas... será que de eso me acuerdo porque era lo que le compraba, me daba tanta pena ver a un señor que según yo rondaría los ochenta años vendiendo esas cositas que en aquel entonces costaban un peso (mexicano) o algo por el estílo. Habían muchos niños que ni caso le hacían al pobre señor y yo por lástima le compraba lo más seguido que podía algo. ¿sacaría acaso lo necesario para comer, estaría manteniendo a alguien, cuál sería la historia de este personaje?, ¿porqué estaría al final de sus días vendiendo esos artículos? y hoy especialmente hoy me pregunté si habría muerto solo, si algún amigo o familiar le habría llorado cuando este señor dejo la faz de la tierra. Me hubiera gustado conocer su historia y no haberlo dejado atrás cuando terminé la enseñanza básica. ¿qué será de la vida de esos personajes secundarios en las historias de nuestra vida que entran y salen tan rápidamente y que sin embargo permanecen hilvanados en nuestras memorias. Me hubiera gustado saber cómo se llamaba, si alguién alguna vez me leé y es de mi país y de mi ciudad, y es hijo(a) de los años 70 y fueron a la escuela anexa a la normal .... cuentenme sí es que también lo recuerdan y saben o supieron de él.
 Justo ahora que empecé a escribir esta entrada, recordé a otros viejitos que me han enternecido y dado pena, por su vida tan dura. Uno de ellos fue un señor que con sus noventa años se iba caminando desde la colonia (Carolino Anaya )afuera de mi ciudad natal y que estaba en "en el quinto infierno" hasta donde viviamos notros y ofrecía sus servicios cortando el pasto y arreglando jardines. El señor era lúcido y siempre estaba de buen humor, era bajito y con la piernitas cascorbas (seguro debido a la edad y no muy buena alimentación). El señor no quería límosnas sino trabajo;   mantenía a su esposa  y los hijos (si no me equivoco) le daban problemas.
Otro personaje igual digna de admiración era "la marchantita" que bajaba del monte trayendo su huevos de rancho, los chayotes, moras, calabacitas, chirimoyas y alguna que otra cosita que podía crecer en su casita, la señora al igual que el jardinero andaría por los noventa años, descalza, con unos cuantos dientes ah, pero eso sí la sonriza a flor de piel. Pasaba por nuestra casa ofreciéndonos sus productos, hasta en los días más fríos con un suétercito de nada, un rebozo gris, su canasta amarrada (con dicho rebozo).
 Pienso que todos estos personajes trabajaron hasta el último de sus días, no disfrutaron de: vacaciones, aguinaldo, días por enfermedad ni otras comodidades como las que  ahora se dan por algo natural.
El motivo de esta entrada es rendirles un tributo a sus sonrísas, a su trato, a sus ganas de trabajar y a su humildad... los llevo en mi corazón y gracias por haber pasado por mi vida.


1 comment:

  1. Qué situación tan triste la de algunos ancianos en nuestros paises!
    Que estén trabajando cuando ya es tiempo de descansar es lo que más me entristece.
    El Estado tiene alguna responsabilidad en el asunto pero definitivamente la irresponsabilidad es toda de la familia...cómo no respetan a sus ancianos? Cómo les permiten ir por ahi haciendo trabajos duros, superiores a sus fuerzas?
    Estoy de acuerdo en que al adulto mayor hay que darle ciertas responsabilidades y ocupaciones para que se siga sintiendo útil pero de ahi a dejarlo que salga a seguirse quebrando el lomo como posiblemente le tocó hacer cuando era más joven pues definitivamente NO.
    Has escrito un post muy lindo, que me conmovió mucho.

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